domingo, 2 de marzo de 2008

DOCTOR ASSKYLL Y MISTER HYDEASS


No hemos podidos resistirnos a la tentación, es de justicia, hacer dos crónicas de este partido. Porque en realidad fueron dos partidos totalmente distintos, marcados por el pitido del árbitro en el descanso y un cambio de actitud de los chicos de Ass que les honra e hizo que el respetable, pese a la derrota, saliera con un buen sabor de boca.
La primera parte fue un auténtico desastre, porque el equipo salió muerto de miedo, asustado, abrumado por la presencia y el toque del contrario, por su historial casi inmaculado de goleadas, y por las ausencias, que minaron el ánimo más que en ningún otro partido. Nono, Juano, Felix, Sergio, Larrey, Alberto, Diego II, Carlos y Jesus no se creían capaces, no ya de ganar a Urgel, sino de plantarles medianamente cara. Ese timorato arranque se vio reflejado en tres goles casi consecutivos y dos regalos que devinieron en un escandaloso 5-0, la peor media parte de la historia de este equipo, nunca había salido al descanso con una diferencia de ese calibre. Podía esperarse lo peor, porque solo Sergio, que estuvo inconmensurable todo el partido, parecia evadirse de la evidencia del resultado y las diferencias prácticas entre lo que unos y otros habían puesto en el campo.
Así es como empezó la segunda parte, con una charla sensata de Juanjo, que dio con las claves para sacar la dignidad y el buen juego. Se corrió, se presionó, se apretaron los dientes y se demostró porque ASS sigue siendo considerado por buena parte de los equipos como una de las escuadras a tener en cuenta. Diego II se subió al carro del partido, pese a las molestias de su tobillo, y con dos goles, al que añadimos un tercero de Juanjo, saldaron un balance de 3-1 a favor de ASS que bajó los humos al equipo naranja de Urgel. Llegaron a ponerse nerviosos y discutieron porque no solo su autocomplaciencia y sentido de la superioridad les había traicionado, sino que el equipo contario había dejado una muy buena imagen, mientras ellos, indolentes ante el aluvión, pidieron la hora con gestos nerviosos y soltaron un suspiro de alivio cuando el árbitro pitó el final.
Ahora, visto de lo que son capaces la buena parte de los equipos importantes de esta liga, crece la sensación de que no hay un campeón seguro y que todo dependerá de las ganas y la capacidad de creerse superiores de unos y otros.

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