Había dudas. Más que dudas incertidumbre. Más que incertidumbre inquietud. Es como cuando uno se compra un coche, hasta que no lo siente en la carretera y la máquina le evidencia por qué razón siempre soñaste con tener uno (puestos a soñar, que no cuesta, nos hemos comprado un Ferrari) no estás del todo tranquilio. Esa era la inquietud en el cuerpo técnico y directivo de ASS, había piezas nuevas, un equipo prácticamente nuevo, siguiendo la estela de la vieja máxima de los Foches y Marotos, se había fichado en el mercado de verano mucho y con calidad. De la vieja guardia no quedaban más que Alberto, Larrey y Nono. Por eso había cierto temor a que el equipo no funcionara en el primer partido como se esperaba de él. Y en la directiva saben lo importante que es empezar ganando, que los primeros partidos pueden determinar el lugar en el que se va a instalar el equipo. Hay tres grandes grupos, los que pasan sin pena ni gloria, los que estarán en el pozo y los que mantendrán la ilusión por ser primeros. En ese último grupo es donde la directiva considera ha de estar este equipo, con lo que se ha traído y con lo que se ha quedado, y para eso eran vitales los tres primeros puntos.
Y llegaron, porque el equipo jugó, y lo hizo bien, en algunos momentos bastante bien. También es cierto que en otros se adoleció de cierta falta de orden y que por mucho que se fiche, no se curará el SMC (síndrome del minuto de caraja), que esta vez vino aderezado por una cantada de Nono y un gol regalado a medias entre Robert con su pase al hueco y Larrey en su estirada que no lo fue, para recibirlo. Hasta entonces todo había ido como la seda, y el portero de Benito Camela (canchondos los tíos) era el mejor de su equipo, lo cual habla mucho de lo que estaba haciéndole trabajar ASS. Tres goles y media docena de paradas era suficiente en la primer parte. En la segunda, con el SMC llegaron las apreturas, pero el 3-2 duró poco, hasta que Paco, Robert y Maroto decicieron dar por terminada la incertidumbre.
El equipo gustó, y gustó mucho sobre todo en el tercer tiempo, donde se estuvo a la altura, se buscó el hueco, se dieron grandes pases de botellín y calamares. Lástima que luego Alonso no estuviera a la altura. Claro, que ¿qué más nos da?, nosotros nos hemos comprado un Ferrari.
Y llegaron, porque el equipo jugó, y lo hizo bien, en algunos momentos bastante bien. También es cierto que en otros se adoleció de cierta falta de orden y que por mucho que se fiche, no se curará el SMC (síndrome del minuto de caraja), que esta vez vino aderezado por una cantada de Nono y un gol regalado a medias entre Robert con su pase al hueco y Larrey en su estirada que no lo fue, para recibirlo. Hasta entonces todo había ido como la seda, y el portero de Benito Camela (canchondos los tíos) era el mejor de su equipo, lo cual habla mucho de lo que estaba haciéndole trabajar ASS. Tres goles y media docena de paradas era suficiente en la primer parte. En la segunda, con el SMC llegaron las apreturas, pero el 3-2 duró poco, hasta que Paco, Robert y Maroto decicieron dar por terminada la incertidumbre.
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